«EL TODO crea en su mente infinita innumerables universos, los cuales existen durante eones de tiempo, y así y todo, para ÉL, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.»

«La mente infinita del TODO es la matriz del Cosmos.»

Iglesia de Santa María de Lebeña


Iglesia de Santa María, Cillorigo (Cantabria), en el Valle de Liébana junto al río Deva.


De estilo mozárabe, parte de la tradición visigoda, a la que van añadiendo elementos meridionales propios del mundo islámico en el que nace y se desarrolla. Monumento Nacional desde el 27-03-1893 y declarada Bien de Interés Cultural.

Existe una referencia a la fundación de la iglesia de Santa María de Flevenia en el año 925 por el conde Alfonso y su mujer Justa (condes de Liébana), dedicándosela al Salvador, a Santa María y a San Román. Estos fallecieron en el 963.
En el Cartulario de Santo Toribio existen dos documentos fechados en el año 925; uno de ellos apócrifo y el otro donde se señala la fecha de construcción de la iglesia de Santa María.

La tradición dice que los condes de Liébana habían edificado la iglesia con la intención que albergase los restos de Santo Toribio, pero al intentar descubrir la sepultura, tanto el conde como sus servidores quedaron ciegos, por lo que éste ofreció su cuerpo y los bienes que poseía en Liébana a los monjes del Monasterio de Santo Toribio, a fin de recobrar la vista. Hecho el milagro, el conde entregó todas sus posesiones.
Parece ser que con ello el santo manifestaba su voluntad de permanecer en ese lugar.

Otra tradición dice que el conde Alfonso, con un ejercito de cincuenta hombres, quiso llevar a la ermita de San Román y por la fuerza las reliquias depositadas en el monasterio de San Martín de Turieno (Santo Toribio) y ocurrió que al abrir la cripta quedaron ciegos. Al recuperar la vista, arrepentido, el conde Alfonso mandó construir la iglesia de Santa María y la donó al monasterio de San Martín de Turieno.

Una curiosidad natural de este monumento era el tejo que había plantado junto a la iglesia, y que pudo tener más de mil años, pues antes era costumbre plantar un árbol de esta especie al finalizar la construcción de un templo. Por desgracia este árbol murió hace unos años.



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